Serie Educación Mutualista
ENSEÑANZA 5. LA SOLIDARIDAD
Por Fabio Alberto Cortés Guavita
Son diversos los conceptos que se tienen acerca de la solidaridad, para algunos esta linda con la caridad y para otros no puede existir tal nexo. En verdad los dos criterios pueden ser válidos, pero es necesario ver sus aristas y posibilidades.
Uno de los pensadores y sociólogos más importantes que se ha detenido de manera puntual a estudiar y profundizar el tema de la solidaridad fue Emile Durkheim, quien en su obra más importante La División Social del Trabajo realiza un pormenorizado análisis de las categorías solidaridad mecánica y solidaridad orgánica, dejando en el marco de esta última una gran lección acerca de la solidaridad contractual, más adelante se hace referencia a este tema, el cual es puesto en la escena del mutualismo por mi obra Reinventando el Mutualismo ya citada en este estudio.
Según Durkheim, en las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la denomina solidaridad mecánica es la identificación con un grupo social que se produce por las condiciones de igualdad, afirma que en su época se encontraba en boga la idea de comunidad en tanto los individuos tienen "cosas en común", que producen un fuerte compromiso.
Al referirse a las sociedades modernas, esa conciencia colectiva se hace más débil y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son reemplazadas por los intereses.
Ejercer entonces la solidaridad, en la actualidad cuando el mundo se ha desarrollado de tal manera que la pugna por el poder económico hace que los modelos económicos den primacía al rendimiento del capital por encima de los intereses del ser humano, sería más fácil si se logrará desarrollar la solidaridad contractual con base en los criterios de Durkheim cuando enfatiza en lo que es para él, la solidaridad orgánica en contraposición a la solidaridad mecánica.
Si además, recordamos que, incluso allí donde ofrece más resistencia, la solidaridad mecánica no liga a los hombres con la misma fuerza que la división del trabajo, y que, por otra parte, deja fuera de su acción la mayor parte de los fenómenos sociales actuales, resultará más evidente todavía que la solidaridad social tiende a devenir exclusivamente orgánica. (DURKHEIM)
Es decir que en una organización mutualista la solidaridad mecánica no permitiría la consolidación real del sentimiento de ayuda mutua que requiere más del consenso que de la individualidad.
Para entender mejor estos conceptos es menester entender como esa diferenciación tiene un pasado que hace necesario remontar al pensamiento de Spencer citado por Durkheim en su obra.
Es verdad que, en las sociedades industriales de Spencer, lo mismo que en las sociedades organizadas, la armonía social deriva esencialmente de la división del trabajo. Caracterízala el consistir en una cooperación producida en forma automática, sólo por el hecho de perseguir cada uno sus propios intereses. Basta que cada individuo se consagre a una función especial para encontrarse, por la fuerza de las cosas, solidarizado con los otros. ¿No es éste el signo que distingue las sociedades organizadas? (DURKHEIM)
Vale la pena ver como esas “sociedades organizadas” en el siglo XX tuvieron dos opciones de enmarcar tal concepto, fundamentalmente en lo referente a la división del trabajo.
Es la especialización de determinados países, en el marco del sistema capitalista de economía mundial, en la producción, fundamentalmente, de uno o varios productos para su venta en el mercado mundial. Esta división del trabajo ha alcanzado su máximo desarrollo en el período del capitalismo monopolista, cuando se han establecido estrechos lazos económicos entre países muy diversos por sus condiciones naturales, por su desenvolvimiento económico y por la productividad del trabajo social. La división internacional del trabajo facilita el ascenso general de las fuerzas productivas de la sociedad y la utilización más completa de los recursos materiales de los países capitalistas sobre la base de los resultados obtenidos por la ciencia y la técnica. Al mismo tiempo, lleva inherentes hondas contradicciones, fruto de la naturaleza explotadora del capitalismo.
En el socialismo su esencia estriba en crear el sistema más racional y eficiente de distribución territorial de la producción en escala de toda la economía socialista mundial. La división socialista internacional del trabajo se lleva a cabo de manera consciente y planificada sobre la base de la plena igualdad de derechos y de la amistad fraternal entre los pueblos. Su desarrollo y perfeccionamiento contribuyen a utilizar en grado máximo los recursos de trabajo y materiales de los países socialistas. El objetivo de la división socialista internacional del trabajo consiste en elevar la eficiencia de la producción social, alcanzar altos ritmos de crecimiento de la economía y del bienestar de los trabajadores en todos los países del socialismo y en superar gradualmente las diferencias, históricamente formadas, en los niveles de desarrollo económico de los Estados socialistas; consiste en crear las premisas materiales para que dichos Estados pasen al comunismo más o menos simultáneamente, en el marco de una sola época histórica.
Al respecto afirmo: El mutualismo como lo dice su génesis histórica fue cuna conceptual del socialismo, hoy a pesar de quienes afirman que el socialismo fracasó yo creo que fracasó fue un modelo soviético por permitir la permeabilidad de la corrupción del capitalismo… desde esa perspectiva el mutualismo debe volver a sus fuentes originales y beber de la experiencia del socialismo puro para desarrollar un modelo que de su aporte en la configuración de una sociedad más justa y equitativa, con base en una división del trabajo como esencia de la solidaridad.
1 comentario:
Con un representante para cada grupo que tiene una actividad que realizar, se beneficia de la prosperidad general y los resultados particulares de la mutua asociación. La confianza, respeto y empatía, empieza en uno mismo. Los reflejos, la memoria, los instintos, la intuición, mucho tienen que ver con la curiosidad, la imitación y los usos y costumbres de nuestro medio ambiente. La suma de reflejos, memoria, instintos y experiencias, van desarrollando la INTUICIÓN que, con un idioma, se convierte en LÓGICA, y permite el razonamiento para comprender la ciencia y la tecnología, asi se generan muchos reflejos condicionados que nada tienen que ver con la verdadera intuición. Una persona emocionalmente madura acepta los hechos desagradables, como situaciones para ser manejadas.
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