27 feb 2015

IMPORTANCIA DE LAS SOCIEDADES DEMOCRÁTICAS EN EL ORIGEN DEL MUTUALISMO EN COLOMBIA (primera parte)

MEMORIAS DEL MUTUALISMO COLOMBIANO
Cuarta etapa. EL MUTUALISMO COLOMBIANO
Autor. Fabio Alberto Cortés Guavita



Ya vimos en la entrega pasada como las Cofradías fueron germen de la mutualidad, del desarrollo de la ayuda mutua desde la perspectiva de su objeto, pero con un carácter eminentemente religioso con imposiciones del clero sobre tales organizaciones.

Ahora vemos como el entorno económico y político influye y el pensamiento de los librepensadores de Europa, socialistas utópicos y anarquistas,  impregna al ser humano de la Nueva Granada, en su búsqueda por crear formas de ayuda mutua para solucionar problemas de las comunidades y en las comunidades.

Para entender el rol que jugaron las Sociedades Democráticas en Colombia es necesario ver el entorno político, social y económico de la época en la cual fueron creadas y la trasformación que vivieron esas sociedades desde lo apolítico a lo político deliberante. Cual fue la esencia de etas organizaciones, su evolución y muerte como germen del actual mutualismo colombiano.

Algo importante y que permite, en parte, entender el actual estado del mutualismo colombiano es el odio de sus dirigentes desde sus inicios hasta nuestros días, en aquella época con argumentos y luchas abiertas de fundamento económico y político;  hoy sin argumentos y en una pelea soterrada e hipócrita, politiquera y mezquina, que no permite el desarrollo de lo que Gonzalo Pérez llama la inamovilidad del mutualismo.

Por aquellas calendas acaeció la llamada “Primavera de los Pueblos” de 1848, una de las formas en que la historiografía señala la oleada revolucionaria que acabo con la Europa del absolutismo. Estas revoluciones de corte liberal manifestaron unos sesgos ideológicos de corte nacionalista y marcan la influencia del incipiente movimiento obrero europeo

Si inicio es en Francia y corre por toda Europa llegando a España e influyendo desde allí nuestra américa y especialmente a Colombia como veremos más adelante, si bien su “éxito” fue efímero y se impuso un gobierno de corte conservador, la trascendencia histórica de aquellos épicos momentos fue decisiva al sembrar de manera frontal la imposibilidad de mantener sin cambios el statu quo, como habían pretendido los contrarrevolucionarios de la Restauración.

La Nueva Granada de 1848  se caracterizaba por un modelo económico de la época, era el librecambio la práctica económica que permitía la comercialización de productos entre los países, sin que obrara entre ellos la acción de regulaciones externas como el cobro de impuestos o tarifas aduaneras.

De otro lado la influencia de los artesanos en posición a este modelo que los arruinaba, comenzaron a organizarse en las diferentes ciudades alrededor de las Sociedades Democráticas, las cuales se constituyeron en grupos gremiales con intereses políticos.

En este marco nace la primera Sociedad Democrática de la  Nueva Granada con un objeto social claramente definido por el Historiador Camacho Roldan, miembro activo de una de estas organizaciones, en su obra “MIS MEMORIAS”. Camacho Roldán, Salvador, 1827-1900.

“En un principio tenía por objeto prestarse auxilio recíproco en casos de enfermedad o de muerte, establecer escuelas nocturnas en que se enseñase a leer y escribir y dibujo lineal”.

“Desde 1846 se había formado en Bogotá una asociación de la clase de los artesanos sin carácter alguno político en un principio, pero poco a poco fue adquiriéndolo y en 1849 ya llegó a ser una fuerza respetable en el movimiento de los partidos”.

Allí está el origen de las mutuales, que, como vimos en capítulo anterior de esta obra,  nacen en la esencia de la Cofradías, aquí ya adquieren sentido mutual y de paso sientan la base de lo que marca una época bastante larga de las mutuales colombianas “brindarse auxilio recíproco en casos de enfermedad o de muerte…” que tiempo después las marcaría como “sociedades enterradoras”

La primera organización según Camacho Roldan fue la Sociedad de Artesanos de Bogotá, entidad con sesgo de clase, pues fueron los artesanos y veámoslo en las propias palabras del historiador:

“El presidente de la Sociedad en 1848 era un. zapatero, padre de familia, modesto, honrado, trabajador: llamábase Francisco Vásquez Guevara, y los socios más notables, que podían ejercer y ejercían influencia sobre sus compañeros, eran los señores Ambrosio López Londoño (sastre, que fue también presidente de la Sociedad en 1849), Rudesindo Zuñer (sastre), Emeterio Heredia (herrero) y otros dos o tres cuyos nombres no recuerdo. Más tarde se hicieron notables los señores Miguel León (herrero), orador fogoso, que en 1853 y 1854 mostró ideas poco pacíficas, sobre todo de antipatía por la clase llamada de los cachacos; José María Vega y N. Saavedra (zapateros)”.

Asimismo se nota un tufillo de “oportunismo” de algunos de los integrantes de esta primera Sociedad Democrática al referir el historiador Camacho Roldan:

“Atraídos por el objeto simpático (subrayado fuera de texto) de la institución, nos incorporamos en ella varios jóvenes recién salidos de los colegios, que después debíamos figurar en las luchas políticas”.

Y  qué decir de la marcada diferencia ideológica, nace, en competencia con la Sociedad de Artesanos, la Sociedad Popular, en 1849 de una reunión que, con pretextos religiosos, había formado la Compañía de Jesús.

Desde sus inicios esta Sociedad mostró pasiones fuertes de antipatía al gobierno y a los liberales, de esta manera se vive un enfrentamiento una enemistad, estas dos sociedades dispuestas a irse a las manos en el primer momento. Los señores Simón J. Cárdenas, Juan Malo, Juan Esteban Zamarra y otros, eran los inspiradores principales de la asociación conservadora.

Vale una digresión, en esa época alguien de apellido MALO hoy alguien de apellido ROBAYO causan la discordia, la enemistad y el odio entre los dirigentes.

Había, dice Camacho Roldan: “Dos clubes antagonistas, dos hornos en donde se levantaban hasta el rojo-blanco las pasiones del odio y del combate, que pronto habían de encontrarse en el campo de batalla”.

Diferencias ideológicas, es claro que el origen de Los odios fue ideológico y fue según nuestro historiador referido un delegado apostólico. Monseñor Baluffi, quien inspiró en Bogotá, en 1839, la creación de la primera Sociedad Católica, esencialmente consagrada a los intereses políticos conservadores, casi como Sociedad democrática quiere decir asociación destinada a exaltar el espíritu de resistencia a la autoridad y de protesta contra las desigualdades naturales o artificiales entre los hombres.

Diferencias de la humanidad, de su propia naturaleza y como dice Camacho Roldan “Según mi impresión personal no son dañinas todas las consecuencias de estas sociedades políticas; el peligro en ellas consiste en la ignorancia de los que las componen, que por esta causa pueden ser fácilmente extraviados a sentimientos coléricos y antisociales, pues es sabido que la cólera y la desconfianza o la suspicacia son las tendencias generales de los espíritus incultos, así como el dominio sobre las pasiones la primera muestra de lo que se llama civilización”.

Permítanme un alto en el camino para realizar un paralelo ineludible con nuestros años modernos: este retrato de envidias y egoísmos -en blanco y negro- del año 1848 se revela en 1980 con los llamados congresos mutualistas, desaparece por una larga temporada y renace con más fuerza en 2005 y cobra vigencia en 2013 ampliado y a todo color, más claro no se puede dibujar. Las diferencias ideológicas llevadas al terreno de la disputa partidista no es mala en sí, lo malo es como acaece hoy, que esa ignorancia supina y malhadada lleva a la trapisonda y a la estocada por la espalda, ese es el orden del día, mientras el sector mutualista integrado en su organización gremial COLOMBIAMUTUAL, una entidad que recoge los principios y los valores de los padres del mutualismo, de las ideas libertarias, parafraseando a Camacho Roldán “dedicada a exaltar el espíritu de resistencia a la autoridad y de protesta contra las desigualdades naturales o artificiales entre los hombres”; otros “dirigentes mutualistas” envenenan a funcionarios del estado y a otros gremios a nivel nacional e internacional; en contra de ese modelo, a quienes lo dirigimos, acusándolo y acusándonos, como es corriente descalificar en Colombia, tildar de “comunistas” (como si no supieran que en nuestro país eso equivale a sentencia a muerte) de personas que pretenden subvertir el orden establecido y claro que ese es el propósito, cambiar el statu quo, la inamovilidad, la incompetencia y el deseo por reinventar el mutualismo, entendida esta política como la retoma de los valores, de los principios, de la verdadera ideología del mutualismo. No se han detenido a pensar estos enemigos encubiertos del mutualismo que ser comunista no es un delito: es un orgullo.



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