
Tomado de Siglo XXI Artículo de opinión Publicado el 18 de mayo de 2007
Científico ruso opina Alexandr Buzgalin
El autor del texto no se propone analizar a fondo los problemas de la Venezuela actual. Más bien son los apuntes de viaje no escritos por un experto en problemática latinoamericana, sino por el economista invitado a Caracas para dictar un ciclo de conferencias sobre las experiencias atesoradas por la URSS, tanto positivas como negativas, a iniciativa de la Escuela de Planificación recién creada y el Ministerio de Planificación y Desarrollo de Venezuela: la administración del país se propone en serio construir una sociedad socialista y su respectiva economía. A título de ejemplo, voy a mencionar la Comisión encargada de planificar y crear la economía socialista encabezada por el vicepresidente de Venezuela.
Todavía no está claro el objetivo, pero los propósitos son serios. Primero: en el país se observa la tendencia de estudiar la experiencia ajena, pero no copiarla. Los venezolanos no quieren reproducir el modelo soviético, ni chino, ni cubano alentados por la tarea de construir el "socialismo bolivariano" (procede señalar que en Venezuela Bolívar está omnipresente, como Lenin en la URSS de los años 70 del pasado siglo).
Probablemente, el modelo "del socialismo bolivariano" se asocie a la situación concreta de Latinoamérica, a su revolución libertadora y las específicas raíces populares, incluidas las de origen indígena, cuyas comunas se consideran basadas en los principios socialistas.
Segundo: para los venezolanos el socialismo significa resolver todos los problemas del ser humano: tanto los éticos como los relativos a superar la pobreza y satisfacer las necesidades básicas (en el ámbito laboral, social, educacional, cultural, deportivo, de salud pública, y así sucesivamente). Al realizar sus programas sociales Venezuela está resolviendo los problemas de la pobreza y de la educación al alcance de todos (desde la primaria, incluida para la población adulta, hasta la universitaria), los relativos a los servicios básicos de la salud pública, el sistema de pensiones, la ocupación (el desempleo se mantiene a nivel del 6-8%, pero se va reduciendo a ritmo acelerado).
Tercero: el socialismo se construye por vía civilizada, sin recurrir a la violencia. Pese a las permanentes y monstruosas provocaciones, incluida la intentona de cuartelazo, la oposición goza de inmunidad: en el país no hay presos políticos, los autores del cuartelazo fueron simplemente expulsados del país, el Estado no aplica ningunas formas de violencia respecto a los periodistas ni propietarios de mass-media, hasta aquellos que divulgan abiertamente calumnias contra el presidente.
Por último, la nueva sociedad venezolana se construye con participación directa de los ciudadanos, especialmente los pobres. Los Consejos Comunales creados por los propios ciudadanos son objeto de principal apoyo por parte de Chávez. La idea medular de Chávez y su equipo era y es el desarrollo de todas las formas no sólo de la democracia burguesa (Estado de Derecho, pluripartidismo, respeto de los Derechos Humanos, libertad de la palabra, etc.), sino también de la democracia básica, comprendida la autogestión en la industria y las regiones.
Las charlas y debates con los colegas venezolanos han demostrado la existencia de dos problemas de cardinal importancia. El primero se refiere a que el Poder Ejecutivo es poco eficiente y corrupto. El segundo, a la contradicción entre la "élite" intelectual y los "profesionales" (que en su mayoría apoyan a la oposición), y los pobres que recibieron el poder real y los bienes sociales.El primer problema es objeto de acalorados debates, también en la prensa.
Pero a este respecto no quisiera ser pesimista. Los dirigentes, con los que tuve la oportunidad de entrevistarme, entre ellos el Ministro de Industria de Materias Primas y el Viceministro de Planificación y Desarrollo, se portan de manera democrática y abierta: son hombres alegres y enérgicos, en vaqueros, sin guardaespaldas, las puertas de cuyos despachos no se cierran nunca. Tanto el pueblo sencillo como sus líderes están seriamente orientados a fomentar la transparencia de la actividad de las estructuras de poder, asegurar el control y la participación popular.
El segundo es más que complicado. Los intelectuales y "profesionales" restaron apoyo a Chávez por muchos motivos. Es que su política está orientada ante todo (y con razón) a las capas más menesterosas de la población. Pero la "clase media" resultó al margen del poder y de los bienes materiales. Pese a que estos últimos años la situación de esa clase ha mejorado algo, ella ya dejó de ser el centro de la atención. Las reformas sociales, la política, la cultura y la educación que se hacen extensivos a todos los sectores populares, incluidos los intereses de los ciudadanos pobres, alteraron notablemente la vida social.
Surge la necesidad objetiva de establecer un diálogo constructivo, en pie de igualdad, entre ambas partes. Una de ellas demostró su capacidad de movilizar a los pobres incluidos el presidente y su equipo, la segunda, la intelectualidad, está dispuesta a realizar una seria labor encaminada a asegurar el avance estratégico de Venezuela rumbo a la economía "postpetróleo" y a construir una sociedad de alto nivel cultural.Solamente siguiendo por ese camino será posible convertir las capas más menesterosas de la población en una nueva fuerza social, capaz de desarrollar una constructiva actividad solidaria, que tenga un nivel de vida bastante alto, buena instrucción y una rica vida cultural.
El desarrollo en esa dirección requerirá cambios substanciales en el modo de vida, la actividad, la mentalidad y las tradiciones tanto de los sectores más pobres como de la intelectualidad.Para los activistas e intelectuales de Rusia los procesos que se operan en Venezuela revisten especial importancia. Tal vez, ese país sea ahora el nervio principal de las tendencias socialistas.
Alexandr Buzgalin, catedrático de la Universidad de Moscú, para RIA Novosti.
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