MEMORIAS DEL MUTUALISMO COLOMBIANO
Cuarta etapa. EL MUTUALISMO COLOMBIANO
Autor. Fabio Alberto Cortés Guavita
En la historia de América Latina, incluida Colombia, cuando se indaga
por el origen de las organizaciones de los trabajadores y sus luchas, siempre tropezará
con las ideas libertarias venidas de
Europa. Socialistas utópicos y anarquistas aparecen indistintamente como precursores
ideológicos de los partidos comunistas, socialistas y liberales, amén de las
organizaciones populares mutualistas y cooperativas.
Si de fechas se trata, hay que ubicar los mediados del siglo XIX,
como ya hemos citado, con su incidencia en las luchas de los artesanos vs. los librecambistas.
También se notaba una iridiscencia matizada
por la influencia en los círculos intelectuales, asiduos lectores de las obras
de Fourier y Saint-Simon y para el interés de esta obra las ideas de P. J. Proudhon, por ser considerado el “padre
del mutualismo”, estamos hablando de un periodo acaecido entre los años 1847 a
1854.
Una digresión, para conocer como el maestro de Simón Bolívar, Simón
Rodríguez fue un entusiasta seguidos de las ideas de Fourier, lo que nos
indicaría como en Bolívar se encontraba una simiente socialista, sembrada por
Rodríguez y vista como las ideas visionarias que le permitieron anticiparse a
muchos de sus contemporáneos en la interpretación del mundo, lo que equivalió a
la más dura incomprensión por parte de quienes contemporizaron con ellos y no tuvieron
la perspicacia de ver el futuro, desde los inicios del Siglo.
Retornando a Proudhon, sus ideas tienen una importante difusión en
Colombia, que permean de manera sutil a las ya estudiadas Sociedades Democráticas
en ideología liberal, quienes apropiaron de alguna manera el aforismo de Proudhon.
“La propiedad es un robo”. Se podría aseverar que el pensar de este proto-libertario
pudo incidir en algo en el marco ideológico de estas sociedades que rechazaban abiertamente
la representatividad política, entendida esta como la posibilidad de aplicar la
democracia directa y autogobernarse de manera emancipada.
Un tópico de gran relevancia para entender por qué el mutualismo de
Colombia no tiene la importancia ni el desarrollo observado en países como
Argentina y en parte Uruguay se debió de manera irrefutable a la poca o casi
nula inmigración europea a Colombia, lo cual redundó de manera directa en el retraso,
en la propagación y puesta en práctica, de las ideas libertarias dentro del mutualismo
como los refuerzos democráticos que apuntalaron a los iniciadores mutualistas
de la hermana Argentina
Ahora, tengamos en cuenta que en Colombia, la clerecía de la época
avasalló las ideas libertarias más que cualquier otro país de América Latina
por su esencia particularmente retrograda y por otras razones enemiga de sus propios
intereses, ya vistos, tanto en la cofradías como en su incidencia para la
destrucción de la sociedades democráticas.
Para entender hasta donde llegaba el enfrentamiento ideológico –clerecía
vs libertarias- veamos esta cita hallada
en el Blog Portaloaca[1]:
“… el 15 y 16 de enero de 1893 se produjo en Bogotá un levantamiento popular,
que conmovió las estructuras del poder estatal y puso a la ciudad en manos del
pueblo trabajador, al menos durante dos días. El motivo inmediato de la
insurrección (sangrientamente reprimida por el gobierno, que causó más de
setenta muertos) fue la indignación provocada en los artesanos por un artículo
del periódico católico y oficialista Colombia Cristiana, en el cual se
denigraba a las asociaciones de artesanos, pero en realidad se trataba de una
protesta indignada contra el aumento de los productos de primera necesidad
contra las políticas librecambistas del gobierno y contra la inflación
originada en la emisión sin control de moneda por parte del Estado. El
representante diplomático de Francia en Colombia informó que la insurrección
popular comportaba un “movimiento anarquista”, organizado por la Sociedad de
Artesanos que “profesan fuertemente las doctrinas más subversivas y
revolucionarias” y propician “la propaganda por la acción”
Podemos resumir, tratando de mostrar por qué desde sus orígenes el
mutualismo tubo diferencias tan grandes para que hoy en día no exista en
Colombia tal doctrina, en tanto en Argentina y Europa sus desarrollos son
verdaderamente importantes.
Si bien es cierto que las ideas libertarias de Europa llegaron a
Colombia a mediados del Siglo XIX -estas han desaparecido totalmente hoy- siendo
las más extendidas en un primer momento las del mutualismo de Proudhon, a
partir de ellas los artesanos y otros trabajadores se organizaron en las
llamadas sociedades democráticas cuyo germen daría pie a lo que posteriormente
se denominarán asociaciones mutuarias.
Las ideas de Proudhon al decir de Silvio Gesell[2]
clasifican al mutualismo de la siguiente manera: "En el orden social es la
mutualidad la fórmula de la justicia. El mutualismo está expresado en el lema:
Haz por los demás lo que tú quieras que ellos hagan por ti". En el
lenguaje de la economía política esto significa: Cambiar los productos por
otros. Compraos mutuamente vuestros productos! Toda la ciencia social consiste
en la organización de las relaciones recíprocas. "Dad al organismo social
una circulación perfecta, es decir, un intercambio exacto y regular de
productos por productos, y la solidaridad humana estará afianzada, el trabajo
organizado."
Tal pensamiento no aceptado sino en la producción y la propiedad de
la tierra, fue negado frente al papel
que jugaría el dinero en la sociedad y fue tema central del debate histórico
entre los seguidores del mismo Proudhon, de Bakunin y sus ideas de anarquismo y
el mismo Marx en sus planteamientos comunistas. Hoy es interesante ver en el
nuevo marco de la desaparición del dinero, por lo menos en la forma como lo
conocieron los ideólogos citados, que pareciera verse al mundo girar en torno a
nuevas formas para revivir el trueque, por lo cual cobra inusitado valor el
pensamiento de Proudhon.
De otra parte, se puede colegir en conformidad con la dicho sobre
la clerecía y su influencia, que jugaron un papel preponderante a su manera y
dentro de sus propios intereses, imponiendo su idea de mutualismo, En las
parroquias establecieron el auxilio mutuo, donde los pobres pagaban unas cuotas
para crear un fondo común, y cuando alguien fallecía, se hacía uso de este
fondo. Esta idea fue aprendida por sectores pobres de la población que
empezaron a crear fondos con el objeto de brindarse ayuda recíproca, haciendo
énfasis en los auxilios funerarios, creándose años después entidades como la
Sociedad Católica, fundada en Bogotá en 1838; la Congregación de Obreros de San
José, fundada en Medellín en 1946; la Sociedad Santa Cruz fundada en Caldas
(Antioquia) y el Coro Andante del Corazón de Jesús, fundado en Rionegro (Antioquia).
Desarrollo que será nuestro siguiente tema a tratar.
A manera de colofón, se puede decir entonces que la falta de una
doctrina verdaderamente mutualista desde su esencia. (Kropotkin y Proudhon), el
trabajo de la clerecía de la época, (cumpliendo ellos sí con su doctrina) la falta de inmigrantes europeos que afianzaran
tales conceptos libertarios en Colombia, se podrían tomar como base de la inexistencia del
mutualismo real en nuestro país. Sin embrago y con mucho mayor luminiscencia,
el desenlace histórico esta preñado de otros múltiples aspectos heredados unos,
creados otros, pero en últimas de una responsabilidad mayúscula en la falta de
LIDERAZGO, en la falta de ESTUDIOS DOCTRINARIOS y en la falta de entender la AYUDA MUTUA como
VALOR SUPREMO del mutualismo, como causa y efecto para que hoy no exista ese
necesario equilibrio, ese balance fundamental con otros sectores de la economía
solidaria y con la economía capitalista.
El Siglo XX vio germinar y crecer un mutualismo en manos de una cúpula
dirigencial supina en lo organizacional, indocta en los conocimientos, ignara
en sus acciones y limitada en su pensamiento que ha conducido al mutualismo por
el despeñadero de la historia de nuestro país para llegar al Siglo XXI con un
mutualismo falto de DOCTRINA MUTUALISTA (haciendo uso de la cooperativista) carente
de líderes honestos y capaces, con un carácter que les permita dejar de ser “ganadores
de batallas” para ser aspirantes a ganar la guerra final.
Afortunadamente por fuera de esa “cúpula de falsos profetas” existe
un sinnúmero de mutualistas aportando desde muchos rincones su granito de arena
para ver si algún día son escuchados y utilizados como tabla de salvación de
una doctrina inmarcesible que bien orientada, con un verdadero liderazgo, buscando
un desenlace diferente para esta historia y siendo alternativa inefable de los
pobres frente al omnímodo poder del capitalismo salvaje.
[1] CAPPELLETTI
A. J. El anarquismo en Colombia. 29 Noviembre 2011.
http://www.portaloaca.com/historia/historia-libertaria/4072-el-anarquismo-en-colombia.html
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